En "Un mundo feliz" la sociedad está dividida en castas desde su nacimiento y las personas son condicionadas para aceptar su rol. Las ciudades en las que viven cuentan con un alto grado de progreso tecnológico y grandes comodidades. Cualquier necesidad personal física o emocional que no solucione el sistema, es saciada con una potente droga, el soma. Prácticamente todo está controlado por el Estado. La investigación que conduzca a mayor avance tecnológico está prohibida para no causar inestabilidad social. A veces, miembros de la casta Alfa++ (la élite) toman conciencia de su individualidad (el soma ya no les hace efecto y perciben que no cumplen con sus deseos invididuales) y les entra un afán de autorrealización. Son considerados herejes. Es el caso de Mustafá Mond, un Alfa++ a quien se le da a elegir dos opciones. La primera, el exilio a una isla con las comodidades de la civilización y con otros seres conscientes de su individualidad, donde podrá investigar, pero alejado del resto de la sociedad. La segunda, un puesto de ayudante de Interventor Mundial, con vistas a ser un gobernante con poder, pero que tendrá que mantener el sistema tal y como está.